Antes de que el bebé nazca, la placenta se puede despegar de la pared del útero como consecuencia de una hemorragia en la zona. Los síntomas del desprendimiento de la placenta son un fuerte dolor en el abdomen acompañado, a veces, por una hemorragia oscura a través de la vagina. También es posible presentar sensibilidad en el abdomen.

¿Qué pasa si tienes la placenta desprendida?

La abrupción o el desprendimiento de la placenta es una complicación en la cuál esta se separa total o parcialmente del útero semanas antes del parto. En caso de que tu especialista te diagnostique esta complicación en el embarazo deberás exponerte a un examen más exhaustivo para determinar el estado del bebé y de la placenta, básico para su desarrollo. En el caso de que se debe provocar el parto el médico te recetará una serie de medicamento para acelerar el desarrollo de los pulmones y los diversos órganos del bebé dependiendo de la semana en la que te encuentres.

Por otro lado si tienes un desprendimiento de placenta leve diagnosticada entre la semana 25 y la 34 del embarazo es preciso llevar un seguimiento médico minucioso, y llegado el momento se puede programar una cesárea o provocar el parto.

La abrupción de la placenta se asocia a preeclampsia (hipertensión arterial en algunas embarazadas) y suele ocurrir en el tercer trimestre. Puede llegar a ser grave, ya que la parte de placenta desprendida deja de aportar oxigeno al bebé, así que, una vez diagnosticado el problema, debería hacerse una cesárea urgentemente.