A medida que aumenta de volumen, el embrión se aleja de la zona de implantación en la pared del útero. Al mismo tiempo (alrededor del octavo y noveno día de la fecundación) se forma una cavidad a su alrededor: el saco amniótico, o como vulgarmente se le llama, la bolsa de las aguas. Se llama así porque su interior se llena rápidamente de un líquido que será el medio en el que el embrión flotará durante su gestación: el líquido amniótico.
El saco amniótico va progresivamente aumentando de tamaño y acaba ocupando por completo el útero alrededor de la semana 10 de embarazo. El futuro bebé vivirá en esta cavidad durante los nueve meses de gestación, flotando en el líquido amniótico (que toma su nombre la membrana que lo rodea, el amnios).
Además de proteger al feto de las lesiones externas, otras de las funciones del saco amniótico son permitir su libre movimiento y su desarrollo musculoesquelético y mantener una temperatura adecuada y constante dentro de la placenta y el vientre materno. El líquido amniótico que se encuentra en el interior de esta bolsa también alimentará al bebé durante los nueve meses de gestación y permitirá el desarrollo de sus pulmones.
Para comprobar que tanto el saco amniótico como el líquido que contiene funcionan correctamente, tu médico podría realizar la amniocentesis, una prueba médica voluntaria que consiste en la extracción de una muestra del fluido que envuelve al bebé para analizar no solo su composición sino también su cantidad.
A medida que aumenta de volumen, el embrión se aleja de la zona de implantación en la pared del útero. Al mismo tiempo (alrededor del octavo y noveno día de la fecundación) se forma una cavidad a su alrededor: el saco amniótico, o como vulgarmente se le llama, la bolsa de las aguas. Se llama así porque su interior se llena rápidamente de un líquido que será el medio en el que el embrión flotará durante su gestación: el líquido amniótico.
El saco amniótico va progresivamente aumentando de tamaño y acaba ocupando por completo el útero alrededor de la semana 10 de embarazo. El futuro bebé vivirá en esta cavidad durante los nueve meses de gestación, flotando en el líquido amniótico (que toma su nombre la membrana que lo rodea, el amnios).
Además de proteger al feto de las lesiones externas, otras de las funciones del saco amniótico son permitir su libre movimiento y su desarrollo musculoesquelético y mantener una temperatura adecuada y constante dentro de la placenta y el vientre materno. El líquido amniótico que se encuentra en el interior de esta bolsa también alimentará al bebé durante los nueve meses de gestación y permitirá el desarrollo de sus pulmones.
Para comprobar que tanto el saco amniótico como el líquido que contiene funcionan correctamente, tu médico podría realizar la amniocentesis, una prueba médica voluntaria que consiste en la extracción de una muestra del fluido que envuelve al bebé para analizar no solo su composición sino también su cantidad.
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